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En Cuba, la represión espera a los periodistas independientes

Activistas caminan por las calles de La Habana, 2018 (Crédito: Enrique Díaz)

Serafín Morán, periodista cubano independiente que obtuvo asilo en Estados Unidos en 2018, explicó a Journal-isms el mes pasado algunas formas en las que estos periodistas evaden la represión. Aquí hay otra vista.

Por Julio Antonio Rojas, en La Habana (en la foto)

Enrique Díaz es reportero del medio de comunicación independiente CubaNet quien, como muchos periodistas independientes en la isla, encuentra formas ingeniosas de hacer su trabajo en este país comunista, donde el régimen controla todos los medios a través de la Seguridad del Estado.

Eso puede significar trabajar con ciudadanos que también se oponen a los excesos del Estado. Algunos se ofrecen como voluntarios para prestarle a Díaz el uso de sus casas. Él y otros enseñan a estos colaboradores cómo filmar un desalojo o una golpiza policial sin ser vistos por los militares.

Estos periodistas corren el riesgo de sufrir consecuencias dolorosas. En 2014, una anciana le arrojó ácido a los ojos por denunciar la violación de una menor. La policía no quiere que se denuncien estas violaciones, para dar la impresión de que estos crímenes no existen en Cuba.

Díaz (en la foto) fue ingresado en el hospital. Gracias a Dios no perdió la visión, pero la mujer que arrojó el ácido fue recompensada con un diploma de distinción por el Comité local de Defensa de la Revolución, comités vecinales creados para vigilar a los disidentes.

Los periodistas independientes trabajan bajo la mirada acusatoria y represiva del régimen cubano, pero no han dejado de hacer su trabajo. Es difícil decir cuántos periodistas independientes hay, pero The Guardian informó el año pasado: “El periodismo independiente en Cuba, generalmente apoyado con financiación extranjera, ha florecido desde 2018, el año en que el Estado acabó con su monopolio sobre la información al liberar relativamente Internet móvil sin censura.”

Sin embargo, Ed Augustin del Guardian también informó que las autoridades cubanas estaban tomando medidas enérgicas.

Serafín Morán (en la foto), un periodista cubano independiente que obtuvo asilo en Estados Unidos en 2018, explicó a Journal-isms el mes pasado algunas formas en que estos periodistas evaden la represión (desplácese hacia abajo).

“Cuando los periodistas están en las calles buscando noticias y videos, son detenidos por el régimen cubano, escanean las memorias [computadoras] donde guardan los videos y hay veces que se los tragan para no ser despojados de ellos”. su trabajo”, escribió. “Pasan días en prisión sólo por trabajar como [periodistas] y cuando logran salir de la oscuridad difunden las pocas noticias que obtienen”.

Díaz nos muestra otras formas en que trabajan estos periodistas, pero también ejemplifica las sanciones que se pueden imponer.

Hubo una vez que Díaz cubrió una protesta pacífica del Frente de Acción Cívica Orlando Zapata Tamayo frente al Capitolio de La Habana.

Al día siguiente su casa fue allanada por la Seguridad del Estado. Lo golpearon y le quitaron sus pertenencias de trabajo.

Ser periodista independiente en Cuba lo convierte a uno en blanco constante de los ataques de la dictadura. No sólo afecta a nuestra seguridad física y psicológica sino también a la de nuestros familiares y amigos.

Las autoridades declaran que en nuestro país no ocurren asesinatos de periodistas, a diferencia de México o Colombia.

La diferencia es que en Cuba el ataque a la prensa independiente es política de Estado. No nos matan porque saben que esa imagen es muy importante. Por ello, trabajan sobre el agotamiento físico y psicológico para hacernos renunciar a nuestro trabajo u optar por el exilio. Se trata de matarnos en la vida.

Díaz explica que no piensa dejar el periodismo independiente porque ha visto los frutos de su
trabajar.

Cuando los vecinos recurren a periodistas independientes y denuncian casos de corrupción administrativa gubernamental, la Policía Política investiga si es verdad o mentira del reportero. Cuando es cierto, en la mayoría de los casos obligan a las autoridades a dar una solución rápida al problema.

Díaz me dice que le gustaría ver en Cuba un periodismo verdaderamente libre, sin ningún tipo de censura, donde los comunicadores no sean portavoces de un partido totalitario.

Hasta entonces, estos periodistas independientes deberían seguir denunciando la corrupción, incluso por parte de los líderes gubernamentales, y esos líderes deberían ser castigados, como deberían serlo bajo una constitución verdaderamente democrática, con un periodismo libre, sin censura y democrático.

Julio Antonio Rojas es un periodista independiente en Cuba.

También en español:

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